Capítulo VI - Evacuaciones de niños al extranjero durante la guerra. Unión Soviética
Fecha: 29 Dic 2016
La llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, en 1959,
provocó un cambio en las relaciones con los Estados Unidos y un acercamiento a
los países europeos del campo socialista, principalmente a la extinta Unión
Soviética, quienes le brindaron su colaboración. Hay que tener en cuenta que
hasta ese momento no existía un intercambio sostenido entre esos países y los
de habla hispana, de ahí la necesidad que había de personas que conocieran la
lengua española para facilitar la ayuda. En este sentido los "Niños de la
Guerra" españoles jugaron un importante papel como traductores y especialistas.
Así, empezaron a llegar desde mediados de 1961 y fue en Cuba donde se les dio
el apelativo de hispano-soviéticos. Aunque su presencia no fue muy elevada
desde un punto de vista cuantitativo (se calcula que en total fueron unos 200)
su aportación revistió gran interés, pues ayudaron a la consolidación de la
Revolución en unos primeros momentos en los que se produjo un éxodo importante
de profesionales cubanos. También contribuyeron a facilitar el entendimiento y
convivencia entre cubanos y soviéticos. Para ellos Cuba significó un
acercamiento a sus raíces por la lengua, el clima y la afinidad cultural.
Los dirigentes del Partido Comunista Español y el gobierno
soviético se preocuparon de que los niños no perdieran sus raíces ni su
identidad nacional, aunque adquirieron la ciudadanía soviética. La mayoría de
estos menores vivieron con la añoranza de su país de origen y de los familiares
que habían dejado allí. El problema estaba en que no había relaciones
diplomáticas oficiales entre el régimen de Franco y la URSS.
El desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial y la
posterior Guerra Fría entre los bloques impidieron el retorno de esos jóvenes
españoles a su país. Las primeras expediciones oficiales tuvieron lugar en
1956, tras un acuerdo entre los gobiernos ruso y español, con el concurso de la
Cruz Roja de ambos países. En este año y en 1957 regresaron a España cerca de
la mitad de los jóvenes, pero una parte de ellos volvieron a la URRS al no
poderse adaptar a la vida de la sociedad española de entonces.
Desde los años sesenta fueron viniendo a España de manera
individual. Tras la caída del muro de Berlín y ante la situación en la antigua
Unión Soviética, retornó una parte numerosa de los que quedaban en Rusia, pero
en la edad de la jubilación, lo que hizo más difícil su integración en la
sociedad española.