El mes de agosto de 1888 tenía lugar un acontecimiento
fundamental en la historia del movimiento obrero español: 25 delegados,
representantes de 47 sociedades obreras, constituían en Barcelona la UNIÓN
GENERAL DE TRABAJADORES.

Cuando meses antes los directivos del Centro de Sociedades
Obreras de Mataró se habían dirigido a sus compañeros de Barcelona instándoles
a organizar el Congreso constituyente, habían justificado su iniciativa
aludiendo a la gravedad de la crisis económica y las miserables condiciones de
trabajo en que los asalariados desarrollaban su tarea. A pesar de que esas
palabras traen a nuestros oídos resonancias de modernidad, hay que decir que
las condiciones de trabajo por cuya mejora luchan hoy los sindicalistas
españoles tienen poco que ver con aquellas que provocaron la creación de la
Unión General de Trabajadores y que justamente esa mejora es en gran parte
fruto del tesón y la entrega de aquellos sindicalistas y de las generaciones de
hombres y mujeres ugetistas que recibieron su herencia y su ejemplo.

La jornada de ocho horas, la libertad de asociación
sindical..., las reivindicaciones primeras, constituyen otros tantos hitos cuya
consecución costó años de luchas, trabajo y -textualmente- sangre. Mejor en democracia
(¡qué poco tiempo!), pero también en tiempos difíciles, de represión, de
intolerancia, los hombres y las mujeres de UGT consiguieron metas que habían
sentido como propias miles y miles de trabajadores. Consiguieron también
engrandecer aquella pequeña organización nacida en el estío barcelonés, hasta
convertirla en la gran fuerza sindical que hoy es.

Al trabajar en la realización de la exposición IMÁGENES DE
UGT, desde la Fundación Largo Caballero quisimos ofrecer nuestro modesto
homenaje a quienes lo han hecho posible: a UGT y, a través de ella, al
movimiento obrero organizado español, que cumple ahora sus primeros cien años.

Exposición realizada en la Casa de Campo de Madrid en mayo
de 1988 con motivo del centenario de UGT

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